“Comienza haciendo lo
necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible”
San Francisco de Asís
La palabra PRODUCTIVIDAD por lo general toma
relevancia al interior de las empresas puesto que de ella depende su
crecimiento económico; sin embargo en este post haré mención a la productividad
personal, es decir cómo dejar de procrastinar para generar resultados
congruentes con nuestros objetivos, incorporando diferentes herramientas y
hábitos diariamente.
Hace tiempo leí una frase reveladora e
impactante: “La motivación es lo que te
ayuda a empezar. El hábito te mantiene firme en tu camino” ¡no
existe mayor verdad que esta! ¿Cuántas veces hemos dejado de actuar porque
simplemente no estábamos de buen ánimo? O ¿simplemente al no ver los resultados
esperados, perdemos todo tipo de interés en aquello por lo cual dábamos todo en
un principio? Este hecho es más común de lo que se cree, es por eso que una
gran mayoría de personas se frustran y terminan convirtiéndose victimas de sus
propias decisiones. Vale la pena
recordar que para que un hábito se ejecute de forma automática es necesario 66
días de práctica repetida y consecutiva; este es el tiempo en que tu mente
asimilará la nueva actividad, adaptándola e incorporándola a tu vida diaria.
1- Fija
pequeños logros diarios: No es suficiente con tener una gran meta,
es más por sí sola es difícil llevarla a cabo por la magnitud que implica su
realización, es necesario fraccionarla, establecer diversos objetivos medibles en
el tiempo para hacer el seguimiento respectivo. Estos a su vez estarán compuestos
por los pequeños logros diarios, por lo tanto antes de salir de casa escribe en
tu diario al menos tres cosas que quieres realizar a lo largo de tu jornada, al
final del día podrás evaluar su cumplimiento o no.
2- Elimina los debería: Todo
aquello que implique obligación no está actuando a tu favor, un “deber” ahoga
el espíritu, te alejan de lo que realmente te interesa mientras si hay convicción
por lo que se hace ¡tu disposición y vida entera cambian! Entonces coge un
papel para escribir los “debería” que te
agobian, elimínalos y reemplázalos por nuevas actividades que generen gusto.
3- Salta de la cama una hora antes de lo
habitual: Gánale a la pereza, tiempo para descansar tendrás
suficiente cuando ya no estés aquí, por ahora ¡vive! Aprovecha el tiempo para
enfocarte hacia tus objetivos, alimenta tu alma, cuerpo y espíritu. En una hora
infinidad de cosas se pueden hacer y lo mejor todas a tu favor, dedícale tiempo
a Dios, escribe en tu diario, revisa tus metas y objetivos, lee algún libro que
te inspire o enseñe nuevas cosas, haz un poco de ejercicios, etc., tú decides
que hacer, lo importante es que lo hagas.
4- Evita las distracciones: Esta
es una tarea cada vez más difícil debido a los medios tecnológicos que nos
bombardean, cuando no es el computador, lo es el celular o la Tablet a través
de redes como Facebook, Twitter, Instagram, entre otras, fácilmente nos podemos
distraer… Decirte que lo elimines es como decirle a un niño que deje de mirar
el juguete, ¡complicadísimo! Pero si puedes establecer un tiempo fijo (no muy
significativo) para la distracción, muchas
veces es como la gasolina que necesitamos para continuar la jornada, entonces
hazlo, pero que no se convierta en distracción de cada media hora. Si me
permites sugerirte un máximo de 15 minutos organizados en el día estaría bien.
5- Rodéate de personas que contribuyan a
tus objetivos: Tu círculo cercano influirá en ti
significativamente, algunas veces de forma inconsciente, ¿no te ha pasado
compartir un café con alguien y después de haber finalizado, las palabras
mencionadas en la conversación quedan rondando en tu cabeza? ¡Ese es el impacto que tiene la mayoría
de la gente! ¿Entonces si te rodeas de negativismo, chisme, pereza y
mediocridad que clase de ideas crees se albergaran en tu mente? Aléjate de esta
clase de personas, busca codearte con aquellos que te inspiren en volar alto, que sean tu apoyo cuando lo necesites, que se
alegren de tus victorias y te acompañen en las derrotas.
6- Haz cosas que otros no estarían dispuestos a hacer: Todo
aquello que los demás rehúsen a hacerlo, ¡hazlo tú! Se diferente, no hagas
parte de común de la gente que ya hay demasiados frustrados y amargados por
ello; no aceptes nada entero, aprende a cuestionar y razonar. Haruki Murakami
dijo “Si sólo lees libros que todos leen,
sólo puedes pensar lo que todos están pensando” la forma de vivir en
grandeza es haciendo cosas que otras personas no están dispuestas a hacer.
7- Haz de la lectura tu mejor compañía: Tarde
muchos años en entender este concepto, no permitas que este sea tu caso, pero
si lo es recuerda que nunca es tarde para hacerlo. La lectura es la mejor forma
de obtener conocimientos, te permite transformarte y crecer, nada de lo que
leas caerá en saco roto, así que asegúrate que al finalizar tu día cuando ya
estas sobre la almohada algo nuevo aprendiste.
Tienes un extraordinario
punto de partida, está en ti que decidas o no utilizarlos para aumentar la
productividad.